psicologo psicologia busco psicologo en cordoba

La industria del entretenimiento

Vivimos inmersos en un mundo inmerso en estimulos. La industria del entretenimiento no solo ofrece recreación, sino que ha perfeccionado el arte de la evasión. Desde pantallas que capturan nuestra atención con contenido infinito hasta interacciones sociales mediadas por la tecnología, todo parece estar diseñado para evitar el silencio, para que nunca nos quedemos a solas con nuestros pensamientos. Pero, ¿qué sucede cuando el entretenimiento deja de ser una elección y se convierte en una necesidad constante?

El problema no es el entretenimiento en sí, sino su uso excesivo como refugio frente a la incomodidad interna. La incapacidad de desconectarnos, de tolerar el aburrimiento o el vacío, habla de una dificultad más profunda: el miedo al encuentro con uno mismo.

Porque en el silencio surgen preguntas difíciles, emociones reprimidas y verdades que preferimos evitar. Nos enfrentamos a todo aquello que el ruido cotidiano mantiene a raya: inseguridades que no queremos reconocer, deseos que hemos postergado, heridas que creíamos cerradas pero que siguen doliendo en lo más profundo.

Por eso, muchas veces, buscamos llenar cada instante con estímulos. No se trata solo de entretenimiento, sino de una estrategia inconsciente para no confrontar el malestar interno. Preferimos la inmediatez de una notificación, la distracción de una serie interminable o la validación fugaz de las redes antes de que nos sumerjamos en nuestro propio mundo interior. Sin embargo, evita estas preguntas no las hace desaparecer, solo las posterga. Tarde o temprano, aquello que no queremos ver se manifiesta de otras formas: en la ansiedad, en el cansancio constante, en una sensación de insatisfacción que no sabemos explicar. Es en la disposición a habitar ese silencio, en la valentía de escucharnos sin intermediarios, donde se encuentra la posibilidad de un cambio real.

Recuperar la capacidad de estar con uno mismo implica resistirse a la inercia del entretenimiento inmediato. No significa rechazar la tecnología o las relaciones sociales, sino usarlas con conciencia, sin permitir que se conviertan en un escape permanente. En ese espacio de pausa, en la incomodidad de la quietud, es donde realmente podemos escucharnos, entendernos y conectarnos con lo que somos más allá de los estímulos externos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Llamar