Decidir si iniciar una terapia de psicología depende de varios factores y es importante considerar el contexto individual de cada persona. Aunque son extensas las posibilidades que llevan a tomar la decisión de comenzar terapia podemos mencionar algunos indicadores de la necesidad de ello:
- Dificultades emocionales persistentes: Si experimentas emociones negativas intensas y prolongadas, como tristeza, ansiedad, ira o desesperanza, que interfieren con tu funcionamiento diario y no desaparecen con el tiempo, podría ser un signo de que podrías beneficiarte de la terapia.
- Problemas en las relaciones interpersonales: Si tienes dificultades recurrentes en tus relaciones con familiares, amigos, compañeros de trabajo o parejas, y esto afecta tu bienestar general, podría ser útil buscar apoyo en terapia para explorar los patrones subyacentes y desarrollar habilidades de comunicación y resolución de conflictos.
- Cambios significativos en el comportamiento o el estado de ánimo: Si experimentas cambios notables en tus patrones de sueño o apetito, pérdida de interés en actividades que antes disfrutabas, falta de energía, dificultades de concentración o pensamientos recurrentes negativos, podría ser un indicio de que necesitas ayuda profesional.
- Traumas o eventos estresantes: Si has experimentado un evento traumático reciente o has pasado por situaciones estresantes importantes, como la pérdida de un ser querido, un divorcio, un accidente o un abuso, la terapia puede proporcionar un espacio seguro para procesar y sanar.
- Problemas de autoestima: Si tienes una baja autoestima crónica, te criticas constantemente o te sientes inseguro/a acerca de ti mismo/a, la terapia puede ayudarte a desarrollar una imagen más saludable y positiva de ti mismo/a.
- Dificultades en el manejo del estrés: Si te sientes abrumado/a con frecuencia por el estrés cotidiano y tienes dificultades para manejarlo eficazmente, la terapia puede brindarte herramientas y técnicas para lidiar con el estrés de manera más saludable.
